Juan Masiá
Este Domingo de Ramos, contemplando la sencillez místico-profética y la energía crítica, discernidora de ideologías, de un Jesús montado en un borriquillo, por contraste con la “procesión del poder político, militar y económico de los imperios a caballo”, he meditado, ya en Japón, sobre lo que nos falta de mística y de crítica en la comundiad eclesial.
Es interesante el contraste entre la forma como nos narra la Escritura de la entrada de Jesús a Jerusalem en un pollino. Las naciones hoy , hablan de paz, pero siempre se preparan para la guerra. Jesús entra en la ciudad y es ovacionado con vítores y hossanas al hijo de David. El ser humano busca siempre exaltar las figuras de poder, gloria , victoria...
ResponderEliminarEl pollino aunque no es la figura del caballo brioso, tiene un paso seguro en la escarpada geografía de Jerusalem, donde cualquier caballo al tropezar con una piedra, puede hacer caer a cualquier conquistador. Con los cantos de alegría, anuncia que romperá los arcos, destruirá las armaduras y los carros de combate, entonces podrá hablarse de paz...Zacarías (9:12 y ss).Es solo en la posición de resistencia no violenta y desprovista de poder militar, que se puede conversar de paz, y traer consuelo y esperanza a aquellos que viven oprimidos y excluídos. Como bien lo dijo Gandhi: " No hay caminos para la paz, la PAZ es el camino".
Excelente artículo.
G. Hands.