Cuando se acaba el día, y en profundo silencio damos a la moviola de todo lo vivido para, entre recuerdos, atisbar esa luna que señala el maestro que hay en cada conciencia.
miércoles, 28 de mayo de 2008
Aquel convocador de la palabra
Cuento de Eduardo Pérsico
El cuento nos contaba del lugar maravilloso que era el cielo donde pasaban tantas cosas lindas – alguien recitó y volvió a sentarse. El maestro de literatura frotó sus anteojos, bromeó “no te ensañes, Salcedo” y nos reímos.
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