La viñeta de Máximo publicada en El País en fecha 29/7/2007 que un amigo me envió hace unos días me hizo sonreir y, al rato, empezar a hacer cábalas. [1]
Jesús proponía cambios: los últimos en el lugar de los primeros; bienaventurados los humildes, los pobres, los marginados; el de arriba que sirva al de más abajo; no llaméis padre ni maestro a nadie, no se hizo el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre... No eran cambios circunstanciales sino cambios en la forma de mirar, de entender, de sentir, de relacionarse; era un cambio profundo en la conciencia, una transformación en el interior de la persona que ponía patas arriba todo el orden establecido. Era un desafío total, una revolución completa que empezaba en el corazón mismo de cada ser humano, en lo más hondo de su alma, y afectaba a toda su conducta. ¿Cabe imaginar algo más subversivo, más a la izquierda?
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Molt bé, Pep. Tot i que sóc dintre de l'Església, penso sovint en totes les coses que esmentes. I mira, ara per ara continuo amb l'opció de mirar de canviar-la des de dintre, encara que em sembli que perdo el temps.
ResponderEliminarXavier