Pepcastelló
El abismo entre el mundo religioso y el profano persiste pues aun a pesar de todos los matices de última hora. Dios, ese término ambiguo donde los haya, aparece por doquier a modo de comodín en el lenguaje. Unas veces como el origen de la vida, otros como un ser personal que ocupa un lugar principal en la mente de la persona creyente. Y en último término está la identidad de la persona, algo a lo que nadie puede renunciar, sea creyente o increyente. El diálogo se presenta, pues, muy difícil, y hay que andar con pies de plomo para no herir a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Éste es un lugar para compartir. Anímate y escribenos algo que te mueva el alma.