Cuento de Eduardo Pérsico *
Al hombre sentado en la estación ferroviaria lo entretenía el reflejo de las vías El ámbito tal vez lo hiciera pensar que uno se acostumbra a todo, hasta sorprender diciendo ‘tranquilos señores, esto es un allanamiento’ y si por ahí no quedara otro remedio, aflojar un par de balazos y a otra cosa.
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