Susana Merino
Una muestra más de que la imaginación humana no tiene límites es la aparición y el desarrollo creciente del “crowdsourcing” pero también lo es de la perversidad de un sistema que privilegia los réditos económicos por sobre la dignidad del hombre.
¿Qué significa este neologismo que involucra a millones de personas y las somete al arbitrio del poder empresario sin detenerse a considerar sus negativos efectos? Pues no es nada más y nada menos que el sometimiento de la inteligencia, la capacidad y la creatividad humanas a la voracidad del capital más concentrado cada día y más ávido de ganancias aún a expensas de continuar sacrificando toda consideración social y moral.
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