Divagación herética en forma de cuento
Hacía tiempo ya que la leyenda de Leónidas en las Termópilas vagaba por su mente. Su presencia era quizá una respuesta inconsciente a esa afirmación tantas veces refrendada de que no se puede vivir sin esperanza.
¡Esperanza! Qué gran palabra tan ambigua y carente de sentido en su fuero interno. Esperanza ¿de qué? ¿De una vida feliz tras la muerte, quizá? ¿De que algún día la justicia y la bondad triunfasen en el mundo? No. Hacía ya muchos años que no profesaba creencias religiosas. Lo que pudiese haber más allá de la muerte le parecía un misterio indescifrable. En cuanto a lo segundo, tanto la información que recibía como lo que a diario observaba le llevaban a ver que ahí no había siquiera argumento para una fantasía. Luego ¿qué esperar cuando el alma se resiste al ensueño y la realidad golpea con dureza?
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