Rafael Fernando Navarro
En recuerdo del atentado de Madrid de hace cuatro años
Dios viajaba en un tren de cercanías. Se arrastró buscando un amanecer que nunca llegaría. Pensó en su compañero de andamio, de oficina. Dios venía de las espaldas del aire y no tenía papeles. Nadie tenía un justificante de vida. Y hasta la primavera se hizo ilegal.
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