En un continente marcadamente católico, referentes de la nueva izquierda dejan de lado el materialismo dialéctico y el laicismo republicano para apoyarse en el mensaje transformador de la Teología de la Liberación.
La Teología de la Liberación llegó al poder en Ecuador. Marcado por una educación católica durante toda su vida, el presidente Rafael Correa es abanderado de esta ideología, que tiene como principios la opción por los pobres y el desarrollo humano.
Correa aboga por una revolución ciudadana, consistente en el cambio radical, profundo y rápido del sistema político, económico y social vigente. “Un verdadero cristiano no puede permitir este nivel de desigualdad”, enfatizó durante su campaña, en la que se definió como un humanista, cristiano y de izquierda. “Humanista porque para mí la política y la economía están al servicio del hombre. Cristiano porque me nutro de la doctrina social de la Iglesia, y de izquierda porque creo en la equidad, la Justicia y la supremacía del trabajo sobre el capital”, afirmó el mandatario.
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