Leonardo Boff
En las negociaciones de la ronda de Doha sobre comercio internacional se ha notado algo cruel. Mientras los países ricos se negaban a disminuir los subsidios agrícolas y a modificar otros renglones de la agenda comercial para preservar su alto nivel de consumo, otros luchaban, desesperadamente, para garantizar la supervivencia de sus pueblos. La visión de los países opulentos es miope, pues ya está instalada la crisis alimentaria, posiblemente de larga duración, que puede afectarlos a ellos, pero mucho más a millones y millones de personas, que se enfrentan no a la pobreza sino directamente a la muerte. Ya han estallado revueltas de hambrientos en cuarenta países sin que la prensa empresarial, comprometida con el orden imperante, haya hecho referencia alguna. Los hambrientos siempre dan miedo.
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