Que la Estrella de Navidad tiene cola y que Navidad debiera dejar en el mundo y en nuestra alma una estela de compasión y justicia, ya se dijo. Pero lo que no dijimos es que no solo la Navidad de la justicia tiene cola, sino que la tiene también la de la especulación, la del provecho propio de quienes han hecho de los símbolos navideños un estímulo para que las pobres gentes se muevan en favor de sus intereses. Y así, las liturgias navideñas tienden a hacer a las gentes más devotas del mismo modo que el estímulo al consumo previo a la celebración navideña exacerba el afán consumidor. Nada sucede en vano; todo cuanto vivimos nos deja impresa en la mente una estela.
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Somos nosotros los que debemos y tenemos que librarnos de esa lepra del alma. Porque Dios nos dio conciencia y libertad. Ejerzamos, pues, con humana dignidad la herencia recibida.
ResponderEliminarMe ha encantado descubrir este espacio de humana y espiritual reflexión, sin olvidar el compromiso social y político.
Ya dice el refrán: A Dios rogando y con "el mazo" dando. La Navidad es la fiesta de la Solidaridad humana, y que su estela continúe todo el 2011.