Pasó ya la Navidad y una vez más nos trajo paz, esa ambigua palabra que tanto expresa una bendición del cielo como la permanencia impune de un cúmulo de injusticias que conllevan amargos sufrimientos a una gran parte de la humanidad. Gracias a Dios o al Diablo, según desde donde se mire, nada ha puesto en peligro este sacrosanto sistema político-económico-social-religioso del cual de buen grado o a la fuerza somos parte.
El mundo cristiano lleva siglos celebrando en estas fechas el nacimiento del Mesías con liturgias que contemplan el cielo como el lugar de la felicidad suprema e infinita, fomentan la caridad, alaban la paz e ignoran la justicia.
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¡Qué buena reflexión, compañero! En nombre de la paz se declaran guerras "preventivas"; en nombre de los derechos humanos se imponen bloqueos a los pueblos; en nombre de la "democracia" se interfiere en las políticas de los países; en el nombre de Dios se constituyen Estados, instituciones de poder y Bancos, se saquea y se asesina en Su nombre. El Convenio de Roma, de los Derechos Humanos, se olvidó de reflejar claramente que no hay humanos sin derechos. Hemos construido un mundo que destruye las leyes naturales de la vida. Sin embargo, no hay que olvidar a tantos que han dado su vida por mejorar la vida de todos, y justo es recuperar su memoria.
ResponderEliminarY un frondoso Bosque de Esperanzas en este 2011, para ti y todos...
Gracias, Maravillas, en mi nombre y en el de quienes hacemos este sitio, por tu interesante aportación y por tus buenos deseos para 2011.
ResponderEliminarTu página es también muy interesante y digna de elogio. La incluimos en nuestra lista de sitios recomendados.
Feliz 2011
Pep